Nos encontramos en un momento en donde la música electrónica se consume sin paladear ni saborear, engullendo cual pelícano que se lleva un pescado a su pico. Hace tiempo que pasó de moda el ir a disfrutar a tu tienda de discos favorita de los últimos hits que salían al mercado cada semana y con el que te podías convertir en el único poseedor de una pieza única y ser envidiado por un tiempo razonable. Ahora mismo no interesa escuchar la música y disfrutarla, sino que el único propósito es el almacenar y almacenar en carpetas y carpetas con su género correspondiente para nunca más volver a escucharla tras el primer play en tu zippyshare de turno (si es que llega). Ahora, esa persona antes envidiada se ha convertido en ser el primero que ha conseguido la versión pirata (subida ahí por el mismo artista o discográfica, no eres un hacker) de cierto track y así poder fardar de él.
Pero, ¿de dónde viene este consumo incontrolado? Bajo mi punto de vista son los propios sellos los que están interesados en ello, sacar un tema a la semana, o dos, o tres, o todos aquellos posibles para seguir amasando su “fortuna” sin siquiera pensar en si la calidad de lo que se expone al mercado es suficiente o no. Estas grandes compañías hasta hace un tiempo tenían bajo contrato a los DJs y productores más populares, imponiéndoles sus ideas y su forma de ver el mercado. Pero tras el auge del Big Room que muchos hemos disfrutado, llega el momento de centrarse y buscar un sonido más maduro, de mayor calidad, dejando un poco de lado ese sonido más comercial y vistoso que interesa a las grandes discográficas. Es por ello que de un tiempo a esta parte, el auge de sellos pequeños, de artistas que hartos de esperas e imposiciones para lanzar su música, deciden crear su propio sello donde poder experimentar y dar oportunidades a otros jóvenes productores con talento.
Junto a estas nuevas creaciones también ha llegado una nueva manera de lanzar la música, el free download. Es un hecho que actualmente un mínimo porcentaje de música digital es comprada, normalmente a través de los portales habituales como beatport, itunes, etc., y en ese pequeño porcentaje una gran tajada va directamente al propio portal de música, por lo que la ganancia por track es relativamente mínima, y por ello son bastantes los nuevos sellos que decide lanzar la música de manera gratuita, ya que interesa más el crecer en seguidores y repercusión que en cuenta corriente. Así últimamente podemos notar cómo la música que nos impacta y viene con aires frescos nos llega por parte de estos sellos o sublabels, y a los que daremos eternamente las gracias. Si me pongo a dar ejemplos y os recomiendo algunos marcas sin duda no podría olvidarme de Release Records (Third Party), AVANT/GARDE (Chris Avantgarde), Sosumi (Kryder), Buce Recordings (DV&W), Arcadia (Jose de Mara) u otros grandes artistas como Martin Garrix, Oliver Heldens, Tchami, Joseph Capriati, Alan Fitzpatrick, Max Vangeli, Sebjak, Genairo Nvilla o españoles como Dosem, Evangelos y Subshock, The Dirty Playerz, o el nuevo SUPRMODE, lanzado recientemente y con un pinta tremanda, que también decidieron aventurarse y soltarse de las ataduras de las grandes compañías.
Así que desde aquí os invito a dejar de consumir música sin prestar atención, e investiguéis por nuevos artistas, sellos, radioshows, y que utilicéis todos los métodos (por suerte muchos y muy buenos) que tenemos actualmente.
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