Y llegó el día. O mejor dicho, la
noche. Se puso el Sol, se encendieron las luces de los hogares y calles de
Barcelona y se abrieron las puertas del Poble Espanyol para dar el pistoletazo
de salida a la primera fiesta Hivernacle
Pop Up de Barcelona. Chispeó un poco, pero qué más daba, la lluvia no
preocupaba a ninguno de los asistentes:¡íbamos a estar dentro de un
invernadero!
La gente que accedía al recinto
aumentaba exponencialmente a medida que se acercaba el gran momento, pero des
del primer instante los nervios, emoción y “buenrollismo” se respiraban hasta en la cola de acceso. No se veía
a ninguna persona que no estuviera deseando estar ahí dentro, y apuesto a que
la gran mayoría ansiaban que fuera la 1 de la madrugada lo antes posible. Así
es, por lo que pude ver y experimentar, la gran parte de la gente era amante de
la música techno, pero fue el B2B el reclamo principal de la noche.
Al entrar al Poble Espanyol te
dabas cuenta de la magnitud de la fiesta, pues toda la plaza mayor era un gran invernadero del cual salían unos
ritmos que te tentaban a entrar lo antes posible. Pero es que eso no era sólo
fachada, debajo de esa carpa transparente que dejaba ver las estrellas del
cielo de la ciudad condal y encima de 1200m2 de suelo de madera destacaban 4
cosas: plantas por todos lados, una
gran lámpara de araña colgante del techo, un enormeescenario de diseño minimalista y un montón de gente centrando su
atención en lo mismo: la música.
Las grandes actuaciones de Javi Redondo y Fairmont, a base de talento y selección musical, engancharon a todo
aquel que entraba en la fiesta para que las dos estrellas de la noche, Gesaffelstein
y The Hacker, tuvieran el control de todo el público en sus manos durante las 3
horas que duró su actuación conjunta.
A la 1, cuando llegó el momento
que toda la gente esperaba entusiasmada, no decepcionó. Una entrada modesta de
los artistas que se pusieron manos a la obra sin dejar que hubiera silencio
alguno entre el último tema de Fairmont y el primero del “dúo dinámico” de esa
noche, tuvo a todo el mundo expectante e ilusionado des del primer minuto de su
actuación. The Hacker y Gesaffelstein presumieron
de buen gusto musical y gran habilidad
en la ejecución durante 180 minutos que pasaron volando para los que
gozaban como enanos el momento que estaban viviendo. Gesaffelstein no quiso
alardear de su repertorio musical para no quitar protagonismo a su gran
compañero hasta el final de la noche, dónde ya se vio como el propio The Hacker
dio un paso atrás – literalmente – para que su pareja gozara de su momento los
últimos instantes de la fiesta. Así pues, se notó tanto que se les echó la hora
encima a los artistas como que todo el público ansiaba a más no poder dos de
los tema que indiscutiblemente son los más aclamados por cualquier fan de Mike
Levy. Fue así como los últimos 5 minutos se las tuvo que apañar para poner Pursuit
(definitivamente el momento de la noche) y Viol, cosa que lo hizo muy intenso
en demasiado poco tiempo.
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